A partir de esta medianoche, los habitantes de España se enfrentan al aislamiento invernal que muchos temíamos. Coincide con el descenso de las temperaturas y la disminución de las horas de luz, así como con un vertiginoso ciclo de noticias, repleto de las elecciones estadounidenses, el coronavirus, el terrorismo y el Brexit. Las redes sociales están llenas de furiosos insultos de todos los bandos. Dondequiera que miremos nos encontramos con mensajes de urgencia y de pánico, que nos anuncian que debemos tomar medidas cuando lo único que podemos hacer la mayoría de nosotros es quedarnos en casa y tratar de mantenernos a flote.
Si las próximas cuatro semanas te parecen una batalla que hay que ganar, te invitamos a reorganizar tu pensamiento y a elegir el camino de menor resistencia. En los embriagadores días de marzo, cuando el estado de ánimo nacional era más optimista y el clima más energizante, las actividades de superación personal tenían sentido. La gente estaba ansiosa, pero tenía grandes esperanzas en nuevas rutinas de ejercicio, ambiciosos proyectos de bricolaje y esfuerzos creativos para aprovechar esa energía nerviosa.
Ármate de exuberantes variedades de plantas para mantener el ánimo.
Aunque los cambios sísmicos y los enormes desafíos nos afectan a todos como población global, no es tu responsabilidad personal, estar al tanto de cada noticia o lamentarte por cada familia que ha perdido a sus seres queridos. EL aislamiento, la inseguridad financiera y el coronavirus son problemas muy reales, pero se agravan mucho más por la desproporcionada atención que les prestamos y la ansiedad que les acompaña. El hecho es que, a menos que trabajes en un laboratorio o en un hospital, no hay mucho que puedas hacer para limitar estos problemas a los que nos enfrentamos como población global. No eres una mala persona si, en lugar de estar navegando por las redes sociales, preparas algo de comida reconfortante y ves La casa de papel.
Más que en cualquier otra época de nuestras vidas, este invierno podemos seguir nuestro impulso natural de escondernos y tomarnos la vida con más calma. Si a las 7 de la tarde estás agotado, no hay por qué avergonzarse de tumbarse bajo una manta frente a la televisión o acomodarse con un buen libro. Si tu cuerpo te dice que necesita 9 horas de sueño, hazle caso. No es el momento de esforzarse en exceso ni de preocuparse por estar haciendo "algo inadecuado". Confía en que el tiempo pasará y procura sintonizar con lo que tu mente y tu cuerpo necesitan: ¿una llamada telefónica a un amigo? ¿Un paseo por el parque? ¿Una cena nutritiva o un bol de helado?
El mundo que nos rodea ya nos ha puesto suficientes barreras y exigencias. No deberías someterte a una tensión adicional fijándote objetivos poco realistas o estando pegado a la actualidad. Durante las próximas cuatro semanas, baja el ritmo cuando puedas, pregúntate qué necesitas en el aquí y el ahora, y dátelo a ti mismo. Ahora es el momento de centrarse en sobrevivir: ¡el esfuerzo puede esperar!
Ármate de exuberantes variedades de plantas para mantener el ánimo.