El Castaño de Australia (Castanospermum australe): un árbol en miniatura de color verde intenso procedente de Australasia. Decimos árbol, pero estas plantas están en realidad más cerca de las judías que de la silvicultura.
En la base de la maceta encontrarás tres o cuatro castañas agrietadas, de las que brotan fuertes tallos moteados, coronados por un exuberante follaje verde. Si lo cuidas bien, tu amigo australiano podría producir frutos comestibles, entre una uva y un kumquat. En cambio, hay que evitar las hojas y las semillas, ya que contienen savia tóxica.
Tendrás una ficha de cuidados para ayudarte a cuidar de tu recién llegado, pero aquí tienes más información en profundidad para que tu planta tenga una larga vida.
Agua
Como guía general, riega tu castaño de Australia una vez a la semana. Espera a que la parte superior de la tierra se haya secado y entonces dale un buen riego. Saca siempre tu planta de la maceta decorativa cuando la riegues, y no la devuelvas a la maceta de cerámica hasta que haya dejado de gotear. Esto te evitará regar en exceso.
Luz
Asegúrate de que tu castaño australiano esté en una habitación con una buena cantidad de luz. Demasiada luz solar directa podría provocar decoloración, pero es poco probable que esto sea un problema a menos que lo coloques bajo el rayo del sol.
Mantenimiento
Esta planta arbórea no debería requerir demasiado mantenimiento. Si se vuelve demasiado frondosa, puedes podar sus brotes para que vuelva a tomar forma.
Para la próxima primavera debería estar listo para ser replantado. Al castaño de Australia le gusta el suelo fértil y con buen drenaje. Para saber más sobre el trasplante, ve el vídeo de Mamá Botánica.
Alimentación
El castaño de Australia no debería necesitar un abono regular, pero si quieres darle un gusto, te recomendamos un elixir orgánico multiuso, de una marca reputada como Sprout. Sólo tienes que diluir el fertilizante y rociar las hojas de tu castaño o verterlo en la tierra mientras lo riegas.