A medida que se acerca el día de San Valentín, una afluencia de flores cortadas recorre el mundo en aviones de carga que consumen mucha energía.
No es de extrañar que invoquemos a las rosas para transmitir un sentimiento romántico: su relación con el amor se remonta al periodo clásico. En la historia de Afrodita y Adonis, la diosa del amor se pincha el dedo con una espina y tiñe de rojo un arbusto de rosas blancas, lo que da un posible origen a la mitología de la rosa. Desde entonces, estas flores han desempeñado un papel fundamental en obras de Shakespeare, Yeats y Gertrude Stein.
Pero, ¿es nuestro deseo de flores totalmente inocente?
La preocupación por el impacto medioambiental de la industria floral puede obligarte a reconsiderar tus compras del día de los enamorados.
Contaminación química
La mayoría de los cultivadores de la industria floral emplean lo que se conoce como producción de ciclo corto. Esto requiere un alto volumen de productos agroquímicos que corroen el aire, el suelo y los suministros de agua de los países que suministran nuestras flores. Este impacto medioambiental afecta de forma desproporcionada a los países más pobres.
Energía
Una vez cortadas las flores, su vida útil se reduce drásticamente. Para que tengan la mejor oportunidad de llegar a las manos de tu ser querido, se guardan en almacenes que agotan la energía, se envían en aviones de carga y se vacían en otra serie de contenedores con temperatura controlada.
Envoltura de celofán
Las flores frescas se envuelven en uno de los plásticos más perjudiciales para el medio ambiente. El envoltorio de celofán puede parecer bonito, pero el plástico que envuelve el ramo contribuye en gran medida al impacto global de las flores cortadas en la biosfera. 9.000 toneladas de dióxido de carbono es el coste de nuestro apetito por las rosas de San Valentín, informa Scientific American.
Cultura de usar y tirar
Puede que la impermanencia tenga algo de romántico. Pero nuestro deseo de tener objetos nuevos y reemplazables también fomenta una cultura del despilfarro. Y las flores no tienen nada de romántico cuando se pudren en un vertedero, produciendo cantidades perjudiciales de metano.
¿Por qué no elegir algo menos efímero, más original y de origen responsable? Nuestras plantas de interior viven y crecen contigo: creemos que es una buena forma de decir "te amo".