Para celebrar el Día Mundial del Libro, hemos elaborado una lista con nuestros momentos favoritos de las plantas en la literatura, los libros infantiles y la mitología. El equipo de Bloombox Club ha estado quebrándose la cabeza toda la semana, así que si tienes alguno que añadir, ¡déjanos saber en los comentarios!
Los narcisos curativos de Wordsworth
La mayoría de nosotros sabemos que Wordsworth vagaba solitario como una nube, pero no todos recuerdan los narcisos que le liberan de ese sentimiento. Figura clave del movimiento romántico, la poesía de Wordsworth marca un cambio de la actitud instrumentalista hacia el uso de la naturaleza durante la Ilustración. Donde sus predecesores buscaban diseccionar, aprender y sacar provecho de las plantas, Wordsworth vio en la naturaleza el poder de mover y transformar al hombre.
El día de los trífidos - John Wyndham
En la clásica novela de ciencia ficción, una lluvia de meteoritos deja ciega a la población de la Tierra y se genera una agresiva especie de planta apodada "trífido". Estas criaturas son venenosas, carnívoras y móviles... ¡No es lo que querrías en tu caja de suscripción!
La marcha de los Ents en El Señor de los Anillos
Los árboles son los verdaderos salvadores de la segunda parte de esta trilogía tan querida. Tolkein, que pasó la mayor parte de su vida rodeado del rico paisaje de Sudáfrica, creía fervientemente en el poder del mundo natural: podría decirse que toda la trilogía de los Anillos es una fábula pastoral. Inspirándose en la palabra anglosajona para designar a los gigantes, los "ents" son descritos como "pastores de los bosques": antiguos árboles vivos que actúan como guardianes de la tierra. En el clímax de la novela, los árboles gigantes cobran protagonismo y cambian el curso de una batalla perdida.
La transformación de Dafne en Apolo y Dafne
Cuando Apolo ofende a Eros, el dios del amor responde infundiendo en Apolo un deseo obsesivo por la ninfa Dafne. Dafne, tras renunciar al matrimonio y a las relaciones, suplica a su padre que la proteja de Apolo. Éste responde cubriéndola de corteza y convirtiéndola en un árbol de laurel. Según la mitología, las hojas del laurel son perennes porque Apolo le concedió el don de la eterna juventud.