La historia tiene poco que decir sobre las mujeres jardineras antes de principios del siglo XX. En su mayor parte, el trabajo físico de la jardinería se consideraba una forma de trabajo rudimentario (en contraposición a un pasatiempo), mientras que las hazañas aprendidas de diseño y horticultura eran estrictamente el ámbito de los hombres.
Sin embargo, hay algunos testimonios de mujeres aristocráticas que se dedicaban a la tierra, como la esposa de Enrique I, Matilde, que cultivaba rosas en el patio del palacio, y María Antonieta, con su falso jardín provincial.
Las siguientes mujeres formaron parte de un cambio radical que hizo que algunas jardineras (excepcionales) obtuvieran reconocimiento por sus habilidades, conocimientos y creatividad.
Edith (Lady) Londonderry
Edith Londonderry no sólo fue jardinera, sino que también apoyó activamente el movimiento por el sufragio femenino, por lo que es una figura importante que hay que recordar en el Día Internacional de la Mujer.
Edith Vane-Tempest-Stewart nació en el seno de una familia política y terrateniente, y se casó con la familia Londonderry, con la que acabó adquiriendo grandes extensiones de tierra en el norte de Irlanda, en las que cultivó una serie de jardines que ahora están protegidos por la UNESCO.
Gertrude Jekyll
Gertrudy Jekyll fue quizás la primera mujer jardinera verdaderamente productiva. Trabajó con el arquitecto Edwin Lutyens en la creación de más de cien jardines, considerados por muchos como los mejores del diseño Edwardiano. Su gusto era menos llamativo que el del jardinero popular del siglo XIX, y más acorde con las tendencias paisajísticas del siglo XX.
Vita Sackville-West
Aristócrata y escritora, Vita Sackville-West es recordada por su trabajo en los muy visitados jardines de Sissinghurst y su relación con la casa señorial de Knole, propiedad del National Trust.
Con una columna semanal de jardinería en The Observer, era considerada una autoridad en la materia. Sackville-West inmortalizó su trabajo en Sissingurst y su pasión por el paisaje natural en el poema épico The Land.
Beth Chatto
Beth Chatto, tristemente fallecida en el 2018, aseguró una contribución monumental al diseño de jardines a lo largo de su vida.
Al igual que Gertrude Jekyll, parte de su éxito se debe a su asociación con su marido Andrew Chatto, un fruticultor que cultivó su pasión por las plantas. Cuando Andrew se jubiló, la pareja construyó su nuevo hogar en una de sus plantaciones: un terreno pantanoso que se convertiría en el mayor logro de Chatto en materia de jardinería. Los jardines de Beth Chatto pueden ser visitados ahora por el público, y se encuentran en Colchester.
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