Es justo decir que 2020 no ha sido un año muy rutinario hasta ahora. Debido a la pandemia mundial, nuestros horarios cotidianos se han desbaratado casi por completo. Para algunos, la perspectiva de abandonar un patrón establecido de viajar, trabajar y socializar en favor de algo nuevo y no probado era angustiosa. Para otros, la idea de abandonar los desplazamientos diarios y la estructura tradicional de la semana laboral fue una bendición disfrazada, ya que la oportunidad de trabajar más cómodamente desde casa (y tener una hora extra de descanso) fue un bienvenido descanso del estilo de vida acelerado al que nos hemos acostumbrado. No cabe duda de que tener un estilo de vida laboral más relajado tiene sus pros y sus contras, pero la cuarentena también nos ha dado tiempo para pensar en por qué valoramos las rutinas en nuestra vida diaria, y cómo podemos aprovecharlas para vivir más tranquilos y felices.
Hay mucho que decir sobre la construcción de la vida en base a una rutina. Por un lado, las rutinas nos permiten tener espacio para lidiar con las luchas de la vida y nuestro paisaje emocional. Establecer de antemano los horarios de las comidas, las horas de acostarse y los horarios de trabajo deja a la mente libre para detenerse y desacelerarse, y mantiene a nuestro cuerpo en un ritmo regular.
La psicóloga Danielle Kaufman sugiere que la rutina es especialmente vital para los niños, que necesitan "límites claros, expectativas y consistencia", ya que empiezan a reconocer que los patrones diarios significan seguridad y protección. Dedicar tiempo a actividades y juegos divertidos, así como al horario escolar o a las comidas, evita que estas rutinas se conviertan en algo mundano, y puede beneficiar tanto a los adultos como a los niños. Las rutinas nocturnas, por ejemplo, son una forma estupenda de mejorar la calidad del sueño: a medida que el cuerpo empieza a reconocer que la rutina precede a la hora de ir a dormir, aprende a reducir los niveles de cortisol (la hormona del estrés del cuerpo) para que nos resulte más fácil descansar.
En los últimos meses, muchos de nosotros hemos intentado crear nuestra propia rutina en casa, haciéndola lo más parecida posible a nuestro entorno laboral. Esto puede incluir hacer las pausas para comer a la misma hora que de costumbre, y mantener las tareas de trabajo en una habitación diferente a la que se utiliza para relajarse o socializar. Una reciente encuesta de YouGov reveló que la alteración de los patrones diarios y la falta de previsibilidad son la principal causa de estrés para el 30% de los trabajadores, y casi la mitad de ellos utilizan prácticas de mindfulness para sentirse más en control de sus vidas. La reciente alteración de nuestras rutinas habituales ha hecho que más personas saquen tiempo para practicar el autocuidado y buscar su bienestar.
Cuando volvamos a los colegios y a las oficinas, quizá sea el momento de replantearnos cómo enfocamos nuestras rutinas y los efectos que tienen en nuestra salud mental. En lugar de ver la rutina diaria como algo que nos limita y nos impide ser despreocupados o espontáneos, podemos verlo como una oportunidad para vivir con más calma y asegurarnos de que no estamos sacrificando nuestro bienestar en función de calendarios repletos de compromisos. Permitirnos trabajar con nuestro reloj corporal y levantarnos a la misma hora cada mañana nos hace sentirnos con más energía a lo largo del día; permitirnos hacer una pausa regular para comer en lugar de hacerlo en el escritorio nos da tiempo para relajarnos y procesar la información con la que hemos estado trabajando; reservar un par de tardes a la semana para relajarnos o pasar tiempo de calidad con otras personas nos ayuda a bajar el ritmo y apreciar nuestras relaciones. También es importante encontrar regularmente tiempo para salir al exterior y aprovechar los beneficios del aire fresco y los espacios verdes.
Las rutinas, tanto si se centran en el ejercicio físico como en las comidas, el trabajo o las actividades sociales, pueden ayudarnos a valorar nuestro tiempo y a reducir nuestros niveles de estrés, lo que facilita la relajación y los beneficios para la salud que la acompañan. Incluso en (o especialmente en) estos tiempos impredecibles, tomarse el tiempo para comprobar si tu rutina te está funcionando realmente podría marcar la diferencia.