El 20 de marzo es el Día Internacional de la Felicidad, que llega justo antes de que termine el horario de verano, y que señala un aumento del estado de ánimo para muchos de nosotros. Nadie discute que ser feliz es algo bueno, pero ¿podemos esperar serlo todo el tiempo?
Mientras que las generaciones anteriores medían el éxito en términos de riqueza y prestigio, los veinteañeros y treintañeros de hoy luchan por la felicidad misma. Al mismo tiempo, la infelicidad se ve con gran temor; se entiende como un problema que hay que arreglar.
Según investigaciones recientes, ninguna de estas actitudes favorece una existencia saludable, y los expertos advierten contra la búsqueda activa de la felicidad, recordando que las fluctuaciones del estado de ánimo son una parte fundamental del ser humano.
Una oleada de estudios de psicólogos indica una relación entre el deseo intenso de felicidad y el trastorno depresivo mayor (TDM). Psicólogos de la Universidad de Toronto y del Centro Médico de la Universidad de Nueva York sugieren que "el valor culturalmente generalizado que se otorga a la obtención de la felicidad puede representar un factor de riesgo para los síntomas y el diagnóstico de la depresión". Los mismos académicos presentaron pruebas empíricas en apoyo de la noción de que "valorar mucho la felicidad, conduce a una disminución del bienestar".
No está mal hacer cosas para intentar que nuestras vidas sean más cómodas y agradables (¡!), pero conviene recordar que la felicidad es uno de los estados entre los que fluctuamos, y no el nivel por defecto de la experiencia humana.
Aceptar lo malo junto con lo bueno, y buscar la satisfacción en lugar de la felicidad, puede ser un camino más seguro hacia el bienestar emocional a largo plazo. Las plantas y la jardinería (¡incluso la de interior!) pueden ser una buena manera de introducirse en una forma de pensar que no consiste tanto en aspirar a ser algo más como en estar satisfecho con lo que se tiene.
Para saber más sobre la relación entre las plantas, el cuidado de las mismas y la atención plena aquí.