El acto de regalar flores y plantas se ha asociado durante mucho tiempo a la expresión de un pensamiento o sentimiento. La floriografía, el lenguaje de las flores, o el uso de las flores para comunicarse, se remonta a los tiempos de los antiguos griegos y romanos, con referencias florales en historias y mitos, y hay pruebas de que el acto de regalar flores ha desempeñado un papel en la cultura desde la Edad Media. Los victorianos, que no se caracterizaban por expresar sus emociones, consideraban aceptable el uso de homenajes florales como medio para comunicar sus sentimientos, y ahora solemos utilizar el envío de un ramo de flores en lugar de intentar expresar con palabras lo que puede resultar abrumador.
Las palabras pueden ser fugaces y si un ramo de flores tiene el valor añadido de estar presente en un hogar mucho tiempo después de la comunicación inicial de amor, dolor o gratitud, entonces una planta no sólo ofrece una longevidad aún mayor, sino también la oportunidad de que el receptor alimente el mensaje de que importa o es amado o celebrado.
Es un mito que los seres humanos son innatamente egoístas. Los estudios demuestran que incluso cuando la parte de tu cerebro que controla la generosidad se interrumpe los seres humanos tienden a actuar con generosidad por impulso. Tal vez esté relacionado con la supervivencia, con la idea de que la seguridad puede comprarse con amabilidad, o con que las buenas intenciones y, por tanto, la falta de amenaza potencial pueden comunicarse mediante el acto de dar. Los psicólogos sostienen que el acto de dar un regalo sin esperar nada a cambio es bueno para la salud mental. Toda esta información suma excelentes razones para enviar hoy a alguien importante algo especial, aunque sea para decir algo tan simple como "he pensado en ti".